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Los errores más comunes en el uso del protector solar

Con la llegada del buen tiempo es habitual realizar más actividades al aire libre. Además del tiempo que se pasa al exterior, también las prendas son más cortas y dejan más superficie de piel al descubierto. Estos factores, unidos a un aumento de la radiación solar durante estas fechas, propicia que la piel sea especialmente sensible a los rayos solares. Para reducir el riesgo es importante utilizar y hacer un uso adecuado de los protectores solares. Hábitos como reutilizar el protector solar del año anterior o usar un mismo tipo para varios miembros de la familia son los errores más habituales que se cometen al usarlo.

¿Qué es la radiación solar y qué riesgos conlleva?

Tal y como especifica la Unión Europea, el protector solar es un tipo de cosmético que permite proteger la piel de los riesgos asociados a las radiaciones emitidas por el sol. Este tipo de radiaciones reciben el nombre de radiación solar. Existen diferentes tipos de radiación solar, siendo la piel especialmente vulnerable a la radiación ultravioleta B (UVB) y la radiación ultravioleta A (UVA).

La exposición prolongada a este tipo de radiación implica un peligro para la salud tanto a corto, medio y largo plazo. Fruto de esta sobrexposición están la rojez o las quemaduras en la piel, además del riesgo de cáncer asociado.

El uso de protector solar ofrece beneficios como:

  • Previene las quemaduras ocasionadas por la exposición al sol.
  • Disminuye el riesgo de patologías como el cáncer de piel.
  • Previene el fotoenvejecimiento de la piel.

 

Prácticas a evitar en el uso del protector solar

Debido a los beneficios asociados al protector solar, es necesario un uso continuado y correcto del mismo. Al igual que ocurre en otros ámbitos, existen ciertos hábitos que, aunque extendidos, minimizan la eficacia de este tipo de protectores. En cuanto a su aplicación, los errores más habituales son:

  1. Aplicar el protector justo en el momento de la exposición solar. Este es uno de los errores más habituales. Lo ideal es aplicar el protector solar en un plazo superior de 5 minutos antes de la exposición solar.
  2. No renovar la aplicación. Aplicarse una única vez el protector no es suficiente para protegerse del sol. En este sentido, se recomienda volver a aplicarse protector solar cada dos horas.
  3. Confiarse durante los días nublados y evitar el uso de protectores solares. A pesar de la ausencia de luz, la radiación de los rayos solares atraviesa las nubes y puede dañar igualmente la piel. Por ese motivo, se recomienda su uso también en estas circunstancias.
  4. Usar protector solar solamente durante el verano y en zonas de costa. Las cremas solares han de utilizarse a lo largo de todo el año, independientemente de la estación. Así mismo, aunque su uso se asocie a la playa, también debe aplicarse en caso de acudir a zonas de montaña o nieve.
  5. No usar fotoprotector cuando se va a permanecer en la sombra. Existen diversos métodos que permiten protegerse de la radiación del sol como son el uso de prendas, sombrero, cremas solares u optar por zonas con sombra. Todas estas medidas no son excluyentes, sino complementarias y se han de seguir especialmente en las horas de máxima radiación (de 12 a 17).
  6. Creer que las pieles de tonalidad oscura no requieren el uso de protector solar. Existe una amplia gama de protectores del sol que permite adaptarse a cada tipo de piel, incluso en aquellas de tonalidad más oscura.

 

Otros mitos relacionados con el protector solar

Además de los anteriormente comentados, existen otras creencias populares erróneas, como:

  1. El uso prolongado de protectores solares puede ocasionar deficiencia de vitaminas. La vitamina D se sintetiza en la piel gracias a la acción del sol. Sin embargo, una exposición de 10-15 minutos al día parece ser suficiente para obtener la vitamina D que nuestro organismo necesita, por lo que el uso habitual de fotoprotectores no tiene un impacto negativo en los niveles de vitamina D. Además, esta vitamina también se obtiene a través de la dieta, tanto de fuentes animales como vegetales.
  2. Reutilizar los protectores solares de años anteriores. Cualquier cosmético, como es el caso del protector solar, lleva asociado una fecha de caducidad. Trascurrido este tiempo el cosmético pierde la eficacia. En este sentido, se recomienda prestar atención a la fecha de caducidad que aparece reflejada en el envase. Además, una vez abierto el envase, la eficacia del protector solar es válida durante un año.
  3. Cualquier protector solar es adecuado. Existen diversos factores que van a determinar qué tipo de protector solar usar, como son el fototipo de piel, si se va a realizar una actividad en el agua o si se presenta alguna condición de riesgo o alergia en la piel. En general, las pieles más claras son las más vulnerables, y en estos casos será recomendable utilizar los factores de protección más altos (spf 50+). Además, hoy existen multitud de presentaciones y tipos de fotoprotectores que hacen más fácil su uso (sprays, lociones, cremas con y sin color…).
  4. Con una mínima cantidad de protector solar, ya es suficiente. De forma frecuente, algunas personas se aplican la misma cantidad de protector solar que crema hidratante. En ese caso, la protección no es suficiente. Es necesario aplicar la cantidad suficiente para cubrir las diferentes partes del cuerpo, especialmente en zonas como la nariz, orejas, hombros y pies.
  5. Solo deben protegerse del sol los menores. Esta creencia está bastante extendida; sin embargo, existen otros condicionantes que ocasionan mayor vulnerabilidad de las personas a la radiación solar. Por ejemplo, el fototipo de piel, el antecedente de cáncer de piel, la ingesta de ciertos mediamentos o alergias.

 

Recuerda:

  • La radiación solar en exceso implica riesgos en la salud de nuestra piel, siendo necesario el uso de protectores solares para evitarlo.
  • Existen diversas prácticas habituales que son erróneas y que, por tanto, contribuyen a minimizar la eficacia del protector solar.
  • Se recomienda el uso de fotoprotectores durante todo el año, específicos para cada tipo de piel, prestar atención a la fecha de caducidad y renovar su aplicación cada dos horas.