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Estos son los 3 tipos de cáncer de ovario que existen

El cáncer de ovario es una enfermedad que se origina cuando las células de los ovarios, las trompas de Falopio o del peritoneo comienzan a multiplicarse de forma descontrolada, formando un tumor.

Se trata del décimo tipo de cáncer con mayor incidencia en la población femenina española. Por tanto, no es de los más frecuentes, aunque se le considera de los más agresivos. Además, la tasa de supervivencia a cinco años es inferior al 50 %, aunque esta varía significativamente según el estadio en el momento del diagnóstico.

Tipos de cáncer de ovario

El cáncer de ovario se clasifica principalmente en 3 grandes grupos, según el tipo de célula en la que se origina:

  1. Carcinoma epitelial: es el que se desarrolla en el tejido que recubre el exterior del ovario. Dentro de esta categoría se incluyen subtipos como el seroso (el más frecuente), endometrioide, mucinoso y de células claras.
  2. Tumores de células germinales: son menos frecuentes, afectan sobre todo a mujeres jóvenes (de entre 10 y 29 años) y se originan en las células que forman los óvulos. Incluyen variedades como los disgerminomas y teratomas inmaduros. Suelen tener mejor pronóstico y una elevada tasa de curación.
  3. Tumores del estroma: se desarrollan en las células ováricas productoras de hormonas. El tipo más representativo es el tumor de células de la granulosa.

 

La supervivencia del cáncer de ovario depende, en gran medida, del momento en que se diagnostica. Cuando se detecta en una fase inicial, la tasa de supervivencia a 5 años ronda el 90 %, pero solo una de cada cuatro mujeres recibe el diagnóstico en este estadio.

Si el cáncer se ha diseminado localmente, la supervivencia baja al 75 %, y si afecta a órganos como el hígado o los pulmones, desciende al 30 %. Los tumores no epiteliales suelen tener un mejor pronóstico, con tasas que en algunos casos también superan el 90 %.

Causas y síntomas del cáncer de ovario

Aunque no se conoce una causa única del cáncer de ovario, sí se han identificado factores de riesgo asociados a un mayor desarrollo de la enfermedad:

  • Edad: especialmente, a partir de los 60 años.
  • Genética y antecedentes familiares: las mutaciones BRCA1 y BRCA2 o el síndrome de Lynch elevan significativamente el riesgo. Además, contar con familiares de primer grado con cáncer de ovario o de mama es un factor de riesgo importante.
  • Ciertas enfermedades: la obesidad y la endometriosis están relacionadas con algunos subtipos tumorales.
  • Historial: por ejemplo, no haber tenido hijos o el uso prolongado de terapia hormonal durante la menopausia.

 

Los síntomas suelen ser poco específicos. Algunos de ellos son la distensión abdominal, el dolor pélvico, la sensación de saciedad precoz, cambios digestivos o urinarios, sangrados inusuales o fatiga persistente. De hecho, uno de los motivos que convierten a este cáncer en agresivo es que, al tratarse de signos comunes a otras afecciones benignas, suele detectarse en fases tardías, lo que complica el tratamiento y empeora el pronóstico.

Diagnóstico y tratamiento del cáncer de ovario

El diagnóstico del cáncer de ovario combina diversas herramientas para detectar la presencia, el tipo y la extensión de la enfermedad. En la mayoría de casos, comienza con una exploración física para identificar masas pélvicas sospechosas, seguido de una ecografía que permite confirmar la presencia tumoral. Otros métodos que permiten confirmar el diagnóstico son:

  • Resonancia magnética y tomografía computarizada (TC): permiten evaluar la diseminación del tumor.
  • PET: es útil en estadios avanzados o para confirmar recidivas.
  • Análisis de sangre: existen ciertos marcadores en sangre que ayudan a evidenciar la presencia de ciertos tipos de cáncer de ovario. Destaca, en este contexto, el estudio del gen BRCA1 y BRCA2.
  • Biopsia: permite determinar si el tumor es benigno o maligno.

 

En cuanto al tratamiento, puede incluir diferentes estrategias según el tipo y estadio del tumor:

  • Cirugía: busca extirpar toda la enfermedad visible. Si esto no es posible, se pospone tras quimioterapia.
  • Quimioterapia: se administra antes (neoadyuvante) o después de la cirugía, según el caso.
  • Terapias dirigidas o biológicas: son nuevas alternativas para mejorar los resultados en determinados tipos.

 

Es importante destacar que se han identificado factores que pueden reducir las probabilidades de padecer cáncer de ovario. Por ejemplo, el uso prolongado de anticonceptivos orales puede reducir el riesgo hasta en un 50 %. Tener hijos, amamantar y haberse sometido a ciertas cirugías ginecológicas (como la salpingectomía o histerectomía) también disminuyen las posibilidades de desarrollar la enfermedad.

Recuerda:

  • El cáncer de ovario se produce cuando el tumor se origina en los ovarios, las trompas de Falopio o el perineo.
  • Existen tres tipos principales de cáncer de ovario: carcinoma epitelial, tumores de células germinales y tumores del estroma.
  • El diagnóstico precoz es difícil por la inespecificidad de sus síntomas, pero existen ciertos factores que pueden reducir el riesgo.