espasticidad post ictus

¿Cómo reducir la espasticidad post ictus?

Una de las posibles secuelas tras sufrir un accidente cerebrovascular, ACV o ictus, es la espasticidad. Este trastorno consiste en un aumento del tono muscular, de uno o varios músculos de la parte del cuerpo afectada, lo que produce una pérdida de funcionalidad y que puede tener diferente gravedad, desde un leve aumento del tono muscular hasta fuertes espasmos dolorosos. Según datos recientes de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), cerca de 120.000 personas sufren cada año en España un ictus y el 40% de ellas cuenta con algún grado de espasticidad.

La espasticidad está provocada por las lesiones en las células nerviosas del cerebro y de la médula espinal. Además del ictus, este trastorno puede desarrollarse tras sufrir otras afecciones neurológicas como la esclerosis múltiple, algunos tumores, parálisis cerebral u otras enfermedades neurodegenerativas. Esto supone una afectación negativa importante en la calidad de vida de la persona, tanto por el dolor y las deformidades que pueden aparecer, como por la pérdida de autonomía.

Cómo tratar la espasticidad post ictus

El manejo de la espasticidad supone un desafío para las ciencias de la salud, debido a la diversidad de etiologías y las diferentes circunstancias personales que rodean casa caso. Normalmente, el tratamiento implicará una combinación de rehabilitación física y tratamiento farmacológico, de acuerdo con las necesidades individuales de la persona afectada.

Es importante realizar una detección precoz de la espasticidad para favorecer su recuperación. El abordaje temprano previene el desarrollo de consecuencias más graves en el futuro, ayudando a mejorar el dolor y la funcionalidad futura.

El tratamiento de la espasticidad, como se ha comentado, es multidisciplinar e implica a diferentes especialistas: médicos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, técnicos ortopédicos, enfermeros y logopedas. Será el médico rehabilitador quien se encargue de coordinar a todos estos expertos para personalizar el tratamiento de cada paciente.

La evolución depende en gran parte de la implicación del paciente y sus cuidadores, que son esenciales en la continuidad de los programas de rehabilitación. Es importante seguir todas las pautas impartidas por los profesionales de la rehabilitación. Entre ellas se incluye la realización de una serie de ejercicios y un adecuado control postural para evitar el dolor.

Se recomienda seguir una serie de cuidados en caso de padecer espasticidad, como:

  • Mover activamente, en la medida de lo posible, todo el cuerpo y, sobre todo, las extremidades afectadas.
  • Realizar estiramientos suaves y progresivos de los segmentos afectados.
  • Mantener posturas adecuadas, que serán indicadas por los especialistas sanitarios.
  • Realizar actividades relajantes que aumenten la sensación de bienestar.
  • Evitar factores externos que puedan interrumpir la rehabilitación.
  • Mantener una adecuada higiene personal.
  • Utilizar férulas u órtesis, en caso de necesidad y recomendación médica.

 

Siguiendo estos consejos, es posible alcanzar una mejora de la calidad de vida sustancial para que esta situación crónica afecte lo menos posible en el día a día de los pacientes.

Recuerda:

  • Cerca de 120.000 personas sufren cada año un ictus en España; cuatro de cada diez sufrirán espasticidad con posterioridad.
  • El abordaje de la espasticidad es multidisciplinar e implica a varios especialistas sanitarios, coordinados por el médico rehabilitador.
  • Un seguimiento adecuado de la rehabilitación prescrita es importante para mantener una buena calidad de vida.