
¿Qué es la gastritis?
La gastritis es la inflamación de la mucosa gástrica, el revestimiento que protege el estómago. La mucosa gástrica contiene células encargadas de producir ácidos y enzimas esenciales para la digestión. Sin embargo, esta puede debilitarse, provocando inflamación y molestias digestivas.
En los últimos años, debido a las dietas poco equilibradas y los estilos de vida sedentarios, ha aumentado el número de casos de gastritis. Según su duración, la gastritis puede ser aguda (cuando se cura al cabo de unos días) o crónica (si persiste en el tiempo).
Causas de la gastritis
Uno de los factores más comunes en el desarrollo de la gastritis es la infección por Helicobacter pylori. Esta bacteria coloniza el estómago y debilita su revestimiento, haciéndolo más vulnerable a los ácidos gástricos. Sin embargo, no es la única causa. Estos son otros posibles factores de aparición:
- Estrés: la tensión emocional puede alterar la producción de ácidos gástricos y aumentar el riesgo de inflamación.
- Consumo excesivo de alcohol o café: ambos estimulan la producción de ácido gástrico y pueden irritar la mucosa estomacal.
- Tabaquismo: las sustancias tóxicas del tabaco reducen la capacidad del revestimiento del estómago para regenerarse.
- Dieta inadecuada: los alimentos altamente condimentados o a temperaturas extremas pueden irritar el estómago.
- Antiinflamatorios no esteroideos: estos medicamentos pueden producir gastritis si se consumen con frecuencia.
- Infecciones.
En casos menos comunes, la anemia perniciosa o el reflujo biliar pueden contribuir al desarrollo de gastritis al interferir en la absorción de nutrientes o provocar irritación en la mucosa estomacal, respectivamente.
Los 3 síntomas clave de la gastritis
Los signos de la gastritis varían según la persona y la gravedad de la inflamación. En cualquier caso, estos son los 3 síntomas más comunes de la gastritis:
- Náuseas y vómitos.
- Malestar estomacal: sensación de quemazón o molestia en la boca del estómago, que puede empeorar en ayunas o después de ciertas comidas. Además, el estómago puede sentirse lleno incluso después de ingerir pequeñas cantidades de comida, derivando en una pérdida de apetito.
- Gases y flatulencias: el sistema digestivo puede verse afectado, generando una mayor acumulación de gases y molestias digestivas.
Algunos pacientes también experimentan un sabor amargo o metálico persistente en la boca debido al reflujo gástrico. Y, en casos graves, la gastritis puede provocar que aparezca sangre en los vómitos o en las heces.
¿Se puede tratar la gastritis?
En general, la gastritis es tratable. De hecho, en algunos casos, los síntomas pueden mejorar por sí solos con dieta blanda y reposo, especialmente cuando la inflamación es leve o está relacionada con infecciones virales. Si no, estos son algunos de los tratamientos más comunes:
- Bloqueadores de ácido: son medicamentos que reducen la secreción de ácido en el estómago, lo que promueve la regeneración de la mucosa.
- Antiácidos: neutralizan temporalmente la acidez estomacal, proporcionando un alivio rápido. No obstante, no tratan la causa subyacente del problema.
- Antibióticos: en caso de infección por Helicobacter pylori.
Es importante recordar que las gastritis se pueden prevenir si evitamos sus factores de riesgo. Además, es necesario priorizar alimentos de fácil digestión y una hidratación adecuada para favorecer la recuperación.
Recuerda:
- La gastritis es la inflamación de la mucosa gástrica y, dependiendo de su duración, puede ser aguda o crónica.
- Sus principales causas incluyen la infección vírica o bacteriana, el estrés, el consumo de alcohol o tabaco y el uso prolongado de antiinflamatorios.
- El tratamiento varía según la causa, pero es importante complementarlo con una dieta saludable.
Medicina general