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¿Se ha producido un aumento de enfermedades infecciosas por el cambio climático?

El pasado 21 de mayo se estableció un nuevo récord histórico de temperaturas en España. El mercurio reflejó temperaturas máximas y mínimas muy por encima de sus niveles habituales en localidades tan dispares como Valladolid o Jaén. La primavera y el otoño cada vez se acortan más, mientras la población mundial, no solamente en la Península Ibérica, se malacostumbra a su nueva realidad: la presente emergencia climática y la temida subida de la temperatura global media por encima de los 1,5 grados.

Este contexto tiene consecuencias directas e indirectas para la especie humana y para el resto de la vida del planeta. Por ejemplo, el aumento del nivel del mar, los desplazamientos migratorios para huir de condiciones extremas o el aumento de enfermedades infecciosas.

Todas aquellas enfermedades susceptibles de ser transmitidas por dípteros -es decir, el orden animal que engloba a moscas, mosquitos o tábanos, entre muchos otros- aumentarán inevitablemente. La razón es que en el futuro cercano estos insectos podrán adaptarse mucho mejor a nuevas coordenadas geográficas en las que, hasta ahora, tenían dificultades para sobrevivir. Los flujos de movimiento de personas y la globalización harán el resto.

Para comprender el impacto del cambio climático en este ámbito, es importante fijarse cómo se transmiten estas enfermedades. Lo hacen a través de los dípteros mencionados, pero también con el contacto con otros animales, hongos e incluso a través del agua.

 

Los insectos se adaptan al cambio climático, propagando las enfermedades infecciosas

Unos inviernos más moderados, así como el acortamiento de las estaciones de transición, ofrecen a los dípteros una mayor ventana de oportunidades a la hora de sobrevivir y reproducirse en un entorno más hostil para ellos, como por ejemplo, el hemisferio norte. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades del gobierno de Estados Unidos detectó que entre 2004 y 2018 se habían doblado el número de enfermedades derivadas de una picadura de este tipo de animal. Se trata de enfermedades como la de Lyme, transmitida por garrapatas o el virus del Nilo Occidental, que puede provocar encefalitis de no tratarse correctamente.

Hay otros animales que pueden verse forzados a desplazarse debido a la emergencia climática. Aumenta así la transmisión de virus como el de la rabia al mudarse a zonas con una mayor población humana. Un ejemplo presente en España serían los topillos, presentes en muchas zonas de las submesetas norte y sur. Su equivalente en Estados Unidos es el principal causante de la transmisión del Alaskapox, o viruela de Alaska, a humanos, de forma similar a lo ocurrido con la viruela del mono, originaria de la África Subsahariana.

 

El caso de los hongos

El fenómeno de la adaptabilidad térmica se extiende al reino de los hongos: algunas especies han sabido adaptarse con facilidad a la subida global de las temperaturas. Ocurre así con la coccidioidomicosis, conocida también como la fiebre de San Joaquín o fiebre del Valle, al inhalar sus esporas.

Las lluvias torrenciales o el aumento de desastres naturales que favorezcan intensos pero importantes periodos de humedad se suceden en la última década. Estos pueden provocar así mismo la aparición de mohos o derivados que puedan suponer un riesgo para la salud pública de las regiones que se vean afectadas.

 

La contaminación del agua, contenedor de enfermedades infecciosas por el cambio climático

La subida del nivel del mar, y por tanto la afectación de valiosos ecosistemas marítimo-fluviales como son las rías o los manglares, es un aspecto importante a tener en cuenta. Las enfermedades infecciosas proliferarán, a la vez que las algas de ríos y masas de agua estancadas. La eutrofización en exceso del agua es peligrosa, ya que el exceso de nutrientes en el agua impide que el sol llegue al fondo.

Esto tiene consecuencias, por ejemplo, malos olores, una menor fluidez del cauce y el aumento de insectos peligrosos para nuestra salud. Finalmente, las aguas pueden verse contaminadas, afectando a la restante biodiversidad que habita esos ecosistemas concretos. Por supuesto, la propia subida de las temperaturas provocará cambios también en las migraciones marítimas. Todo ello, claro está, si no se toman de inmediato las medidas propuestas por científicos y expertos para frenar las enfermedades causadas por la emergencia climática y alcanzar la barrera de los 1.5 grados de aumento de la temperatura global.

Recuerda que:

  • La emergencia climática es trasversal y afecta a todos los ecosistemas terrestres y marítimos, por igual
  • La subida de las temperaturas provocará la proliferación de mosquitos con capacidad de transmisión enfermedades hasta ahora ajenas al hemisferio norte
  • Los hongos, el agua y otros animales se verán afectados asimismo, transmitiendo dichas enfermedades a los seres humanos