origen fascitis plantar

¿Por qué se origina la fascitis plantar?

La fascitis plantar es un proceso inflamatorio de un tejido que se encuentra en la planta del pie, también conocido como fascia. El origen de la fascitis plantar se debe a diversos factores. La fascia se sobrecarga, bien por hacer ejercicio físico, algún sobreesfuerzo o por la alteración de la pisada. Otras veces, sin embargo, no existe una causa clara que justifique dicha inflamación.

Uno de los síntomas principales de la fascitis plantar es el dolor que se presenta en la región del talón, que generalmente es más intenso cuando se dan los primeros pasos después de despertarse. A lo largo del día, cuando llevamos bastante tiempo caminando, tiende a disminuir, pero reaparece después de un período de descanso.

¿Qué origina la fascitis plantar?

Existen ciertos factores de riesgo que predisponen la aparición de la fascitis plantar. Los más comunes suelen ser:

  • Sobrecarga mecánica, muy frecuente en las personas que practican ejercicio físico. Suele darse en atletas, que entrenan con cambios de ritmo en su rutina.
  • Alteraciones en el arco plantar, como pie cavo o pie plano. Gracias al uso de plantillas se suelen aliviar las molestias provocadas.
  • Tipo de calzado. Es frecuente que la lesión se origine cuando el paciente cambia de un tipo de calzado a otro. Esto suele originar una alteración de la biomecánica del pie.
  • Acortamiento de la musculatura gemelar, que favorece la tensión y la inflamación en la región donde se inserta la fascia plantar.

Diagnóstico de la fascitis plantar

Mediante la historia clínica y la exploración se puede comenzar el diagnóstico de la fascitis plantar. Otras pruebas complementarias que ayudan a su diagnóstico son las radiografías o ecografías de la zona. En casos concretos, también se puede utilizar la resonancia magnética para descartar esta lesión y también descartar otro tipo de patologías que puedan producirse en otras partes del pie.

La fascitis plantar suele ser una lesión que tiende a infravalorarse. Sin embargo, si se prolonga el tiempo en su diagnóstico o en su tratamiento, se puede convertir en un problema crónico que puede limitar la vida normal del paciente.

Es importante diagnosticarla en su fase aguda para evitar que posteriormente sea más complicada de tratar. El tratamiento de la fascitis plantar suele durar varias semanas. Sin embargo, si no se trata a tiempo (alrededor del 10%), este tiempo puede tener que extenderse hasta un año.

¿Cómo se suele tratar la fascitis plantar?

La fascitis plantar suele tratarse con medidas no invasivas en casos con pocos días o semanas de evolución. El tratamiento con antiinflamatorios, las plantillas, el cambio de calzado, la fisioterapia y los estiramientos suelen ser eficaces para ese tipo de casos.

Cuando estos tratamientos no se logran controlar el dolor, se pueden plantear ciertas medidas invasivas. Una de ellas puede ser la infiltración en el tejido alrededor de la fascia plantar.

Si todas las alternativas anteriores han fracasado, los profesionales optarán por el tratamiento quirúrgico, siempre bajo supervisión de los especialistas y cuando estos hayan agotado el resto de las alternativas. En función de la patología que esté provocando el dolor, las intervenciones  van desde el alargamiento de la musculatura gemelar, la liberación de la fascia plantar y retirada del tejido inflamatorio alrededor o las técnicas de radiofrecuencia percutáneas sobre la inserción de la fascia.

Todas estas técnicas suelen ofrecer buenos resultados a la hora de tratar la fascitis plantar. Además, se realizan de manera ambulatoria, por lo que no se requiere del ingreso del paciente.

Recuerda:

  • Existen diversas causas que dan origen a la fascitis plantar, como las alteraciones en el arco plantar o el tipo de calzado que se use.
  • La fascitis plantar suele ser una lesión que tiende a infravalorarse y es importante diagnosticarla a tiempo antes de que sea más difícil de tratar.
  • Los especialistas inician el tratamiento con métodos no invasivos,  reservando la cirugía para aquellos casos en los que todas las alternativas no han resultado eficaces.