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Nutrición y párkinson: ¿Qué deben comer estos pacientes?

El diagnóstico de párkinson puede llegar cargado de dudas tanto para los pacientes como para los familiares. Una preocupación habitual suele ser la relacionada con las comidas. Y es que nutrición y párkinson tienen mucho que ver, ya que los síntomas motores y no motores afectan a la capacidad del paciente para alimentarse adecuadamente.

Por tanto, debemos saber que existen algunas líneas básicas que se pueden seguir para permitir la correcta alimentación de estos pacientes.

¿Cómo afecta el párkinson a la alimentación?

Como decíamos, el párkinson puede tener efectos sobre el desarrollo de las comidas. Estos son algunos de los síntomas de esta enfermedad que pueden interferir con la alimentación:

  • Desequilibrio nutricional: el tratamiento del párkinson puede generar trastornos de control de impulsos, afectando la regularidad en la ingesta de alimentos. Esto requiere el diseño de una dieta ajustada a las necesidades del paciente y mantener una hidratación adecuada.
  • Disfagia: en etapas avanzadas, la dificultad para tragar es común, pudiendo producirse tanto con sólidos o con líquidos. Esta complicación conlleva riesgo de aspiración, siendo vital evitar esta situación. Para ello es importante valorar el grado de disfagia y así poder adaptar la textura a la tolerancia individual del paciente. La adherencia al tratamiento y la terapia de logopedia pueden mejorar la situación.
  • Estreñimiento: se trata de una complicación frecuente que puede manifestarse incluso antes de los síntomas motores de la enfermedad.
  • Exceso de salivación o sialorrea: también ocurre en etapas avanzadas y puede tratarse con diversas soluciones, como ajustes posturales o tratamiento con toxina botulínica.

 

Llegados a este punto, queda claro que existe una relación directa entre nutrición y párkinson. Por ello, cabe tener en cuenta el papel del nutricionista especializado para que ayude a adaptar las comidas a las necesidades del paciente.

Nutrición y párkinson: consejos para una buena alimentación

Existen algunos consejos prácticos que son muy útiles para que los pacientes con enfermedad de Parkinson se nutran adecuadamente. Son los siguientes:

  • Texturas adaptadas: si el paciente desarrolla disfagia, es importante modificar la textura de los alimentos al grado individualizado de cada paciente. Para ello, puede ser conveniente triturarlos, optar por alimentos más blandos y fáciles de tragar, como purés, papillas o sopas espesas, informarse de manera adecuada del grado de textura necesario de manera que lo que consuma sea seguro.
  • Comidas pequeñas y frecuentes: en vez de tres comidas grandes al día, se recomienda optar por comidas más pequeñas y frecuentes para facilitar la digestión y evitar la fatiga asociada con la alimentación.
  • Fibra y líquidos: consumir alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y cereales integrales, puede ayudar a aliviar el estreñimiento. Además, es crucial mantenerse bien hidratado.
  • Suplementos nutricionales: en algunos casos, la ingesta de alimentos puede ser insuficiente. En este sentido, los especialistas pueden sugerir la incorporación de suplementos nutricionales.

 

Por último, una recomendación muy común para pacientes con párkinson en la realización de actividad física moderada. Esta puede ayudar a mejorar la motilidad gastrointestinal y a reducir los problemas asociados a la nutrición y párkinson.

Siempre hay que tener en cuenta que en situaciones específicas en las que se requiere de una adaptación de la alimentación que ayude en el tratamiento de la enfermedad, es importante buscar profesionales con conocimientos adecuados en esta área, como los dietistas-nutricionistas, que faciliten el proceso y guíen a la familia para que el paciente pueda tener una calidad de vida en condiciones.

Recuerda:

  • La enfermedad de Parkinson puede afectar la alimentación de los pacientes, causando desequilibrios nutricionales y dificultades para tragar, entre otros.
  • Es recomendable adaptar la dieta con texturas suaves, consumir comidas pequeñas y frecuentes y mantenerse hidratado.
  • La consulta con un nutricionista especializado y la práctica de actividad física moderada pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de estos pacientes.